Te fuiste. O te dejé ir. No sé, y la verdad es que poco me importa a esta altura encontrarle respuestas a preguntas que intentaré no hacerme más.
Una pena, no pudo ser. O no quisimos que así sea... vaya uno a saber.
De todas las veces que te escribí, podría jurar que ésta es la más verídica. En algunas pequé de idolatría y en otras de pesimismo pero ninguna tiene tanta dosis de realidad como ésta.
Realidad de la jodida, de la que duele, la que golpea duro sin parar vaya uno a saber hasta cuándo.
Ojalá la vida me ayude a entender, cuantas sonrisas no fueron para mí y quise creer que sí.
¿Cómo le explico ahora a mis hijos, que bajé los brazos en la pelea más hermosa que me tocó vivir?
¿Cómo soporto el vacío el día que me pregunten “quien fue tu primer amor” y no te pueda señalar?
¡Que brava que es tu lindura, por favor! Si aún, cuando todo el mundo me gritaba la realidad yo creía que te podía pasar de largo. Pero llegué a tu sonrisa, el lugar que creía perfecto para cobijar mis sueños.
¿Qué locura no? Pensar que sentía que mi vida, cabía entera dentro de la tuya.
Pero no. Claramente no. Tu cabeza repartía sucursales y en la mía sólo habitabas vos.
Se terminó el lugar que tenías para mí. O tal vez simplemente desalojé algo que nunca fue mío, y que creí tener.
Ojala la vida te presente muchas oportunidades de asesinar con esa sonrisa.
Ojala me encuentre con una parecida…
Vivirás por siempre en el mejor de mis recuerdos.
Gracias por aparecer.
Por sonreír.
Por dejarme soñar.
Por escucharme hablar de vos, sin darte cuenta.
Por compartir conmigo, un pedacito de tu vida.
Ojalá al menos, algún día, me recuerdes como una más de las que al conocerte, creyó que podía ser feliz.
Quédate tranquilo, a mí la vida me va hacer acordar de recordarte todos los días.
Te amo. (Uy que liberación!).
Chau ilusión hermosa. ¡Bienvenida vida real!.-
María Emilia Llull.-
