martes, 13 de octubre de 2015

Perdoname,nací mujer.

Hoy otra vez nos mataron a todas. Hoy,como desde hace tanto tiempo,en medio de mi país un tipo tiene las manos chorreando sangre. Espesa,roja,ajena. De mina.
Los noticieros me cuentan que en esta semana,nueve nuevas mujeres han dejado un laberinto sangriento e indeleble que otra vez habrá de dejarnos un surco en medio del pecho,como una piedra a la que el agua golpea sin parar. Como los viejos mármoles gastados de las mezquitas,la muerte nos ha cavado un pozo barroso y pestífero en pleno cerebro.

Hasta aquí hemos llegado,señores. Hasta aquí hemos adquirido un máster tras otro en ocultar moretones. Se nos quemaron las manos de tanto pedir por favor. Con el terror comiéndonos la lengua,hemos sido ampolla y carne viva por no dejar nunca de ser señoritas sumisas
que no saben gritar en voz alta.
Acá planto bandera. No quiero una puñalada más en medio del pecho como souvenir de mis hermanas muertas. Ni ningún intento de ser humano que crea que algo entre sus piernas le da la extraña impunidad de prendernos fuego vivas.

A vos que ya naciste,a vos que como a mi los ojos te chorrean sangre, a vos que algún día vas a tapar a los hijos que aun no tenés hasta quedarse dormidos,no me dejes sola.
No mires para otro lado cuando un hombre me mutila la cara de una trompada por no aguantarme mujer.
No elijas filmarme o esconderte cuando sólo necesito que me des la mano y me ayudes a correr.
No me digas que me lo merezco,que algo habré hecho,que con esa pollera los busco.
No me vuelques la sal en la herida,me duele mucho más que esa trompada cobarde.

A los que no nacieron,a los que aún sin saberlo los protege la calidez del éter en el centro de un cuerpo de mujer que los aloja,a los que todavía no les han enseñado a odiarnos,les suplico piedad.
Que abran bien los ojos. Y las manos. Y la boca.
Que sea siempre para gritar contra el odio,para tener listo el abrazo que puede salvarle la vida a alguien.
Para recordarles siempre a todos que nada de lo que hacen sería posible sin un vientre de mujer.

A las que no están,que no nos dejen olvidar.
A las que quedamos,que nada nunca nos haga flaquear.

A vos que no te tiembla el pulso para arrancarnos de cuajo la libertad y la vida,hace un rato largo que te manchamos las manos con nuestro ¡POR FAVOR!.

Disculpá si no volvemos a suplicarte que nos perdones por ser mujer. Los muertos ya no podemos gritar.

viernes, 24 de julio de 2015

Yo tengo un perro

Mi perro me mira raro. Es decir,yo creo,desde mi mentalidad de ser humano,que mi perro acaba de mirarme raro.
No entiende qué acabo de hacer, y tiene un poco de razón. Me da risa pensarlo.
Lo cierto es que,instantáneamente,no pude más que pensar: qué raro ser perro.
Y como soy humana y paso todo por la cabeza(porque como a ustedes no me han permitido no hacerlo al menos por un segundo)intento sacarme de la cabeza a la razón que grita: ¡Igual los perros no piensan! y dejar que la imaginación,que tiene en mí un altarcito lleno de discos de Fito y libros de mil autores,pase al centro de la escena,con todo el cenital encima.
Y entonces empiezo a imaginar qué creo que me pasaría si por algunos días,una semana al menos,tuviese la increíble posibilidad de volverme un perro.
Uno cualquiera,no pido una tremenda raza de perro gigante mete miedo ni un canichito bebé que apenas se da cuenta que es perro. Me da igual,cualquiera sea. De todos modos nunca volveré a serlo,así que...tampoco me da por comparar.

Durante siete días,es decir 168 horas sos solamente un perro. Nada más ni nada menos.

Yo,como humana,nunca entiendo esa capacidad rara de los perros de dormirse y despertarse con semejante velocidad.¿Han visto?En un segundo,están en cualquiera de los dos estados. Y cambian. Y hasta ladran en el medio si es que la situación lo amerita. No posponen alarma,ni tardan horas en conciliar el sueño por alguna intriga.
Asumo que un poco tiene que ver esto de que nada los corre de su eje: siempre sobrevivir.
No hay tiempo para manosearse la cara mientras el cuerpo se contornea y se dicen cosas como en  un corito de cosas inentendibles con la broca apretada. Los perros se dan ese lujo solo cuando sienten el placer de que no los ha despertado el peligro. De que todavía están a salvo.Si no,juraría que no tardan más de 3 segundos en pasar de  estar despiertos a dormidos,y ni hablar al revés.

Mi perro tiene la impunidad de los nenes chiquitos.Un niño,digamos un nene de unos 4 años,no tiene noción ni le interesa muchas veces si es que ahí,en medio de un supermercado,"queda mal"llorar y patalear a los gritos.
A mi perro tampoco.
Tiene una de esas insistencias que de haber sido humano sería ya un perdedor serial de la dignidad. Toca,sin parar,una y otra vez la puerta con la misma esperanza de la primera vez.
Casi siempre lo logra.

La gente,los que no lo conocen,tiene siempre la idea alocada de que es un perro malo y rebelde. Yo me río porque lo último que me imagino es a mi perro saliendo como una tromba a morder a alguien.
Mira,si.Vigila.Intenta además de todo pasarse la única vida de perro cuidando a sus "dueños". Pero no se pone el sayo cuando no le cabe.

Los demás,los que lo ven a diario y visitan mi casa por tantísima razones,saben ya de memoria una regla básica: No te pongas a jugar con él,porque no te deja ir nunca.
Otra vez el espíritu infantil que uno reprende sólo con culpa.

Ahora duerme,por supuesto. Hace un rato largo que dejó de mirarme y volví a ser sólo su humano a cargo. Sin embargo,yo hace rato que escribo de él.
Siempre me voy de cursi y a veces me empalago,pero a veces también me gusta.
Mi perro no tiene raza,es una extraña mezcla entre otras dos razas que nadie se pone de acuerdo en acertar. No tengo idea dónde están sus padres,tal vez si los veo no los reconozco. A veces me hace dar uno de esos enojos fugaces que uno tiene casi sin querer. Pero casi siempre lo entiendo. Hago el intento.

El duerme en la tranquilidad del sillón,mullido de almohadas y con el televisor de fondo. Yo borro y escribo,hace un rato largo,porque quiero hablar de él.

Me gusta que cada uno hayamos elegido,la extraña pero genuina forma de decirnos "gracias"