jueves, 31 de mayo de 2012

Los mido con vara rasa...♪


No sé si hay muchas cosas que recordamos cuando la vida ya casi pasa de largo.
No sé si recordaremos latentes  cosas de nuestro pasado, o si las imágenes ya nos serán borrosas e impalpables.
No sé cuanto lloraremos intentando hacer actividades que antes nos parecían sencillas.
Pero puedo tener una seguridad que me llena de orgullo y alegría.
Allí estarán, y para siempre, los amigos.
Seres increíblemente maravillosos que la vida nos ha permitido encontrar. Tan preciados que cuesta definirlos. Como la última figurita que completaba el albúm. Dificil y valiosa por sobre las otras.
Sucursales de nuestra alma que vive en otros cuerpos.
Participes directos de nuestras alegrías, y motivadores natos a la hora de hacer sonreír.
Capaces de fabricar felicidad en dónde no la hay, y de hacernos creer una y mil veces que después de todo, la vida es siempre bella.
Entusiastas, jocosos, lindos.
Pequeños pedacitos de nuestro corazón que vivirán por siempre allí para recordarnos que han pasado por nuestra vida, y allí han anclado su barco.
No caben más que agradecimientos en éste humilde “trozo de papel”.
Porque una vez que pase la vida.
Una vez que mis pies estén cansados y mis brazos no abracen ya tan fuerte.
Una vez que mi sonrisa sea pesada y mis ojos reproduzcan viejas aventuras que no volverán, yo tendré por siempre el consuelo de poder decir que la vida me ha premiado exageradamente y que no será posible que le devuelva tanto.
Me ha regalado los mejores amigos que alguien puede pedir y para eso, señores, no hay gracias que alcance.

Los quiero y los necesito, infinitamente J
Gracias, por tanto. Perdón, por tan poco =)