jueves, 4 de julio de 2013

:)


Dicen que se aprende en primer grado pero permitanme dudar.
Para mi aprendemos cuando tenemos a quién escribirle. Cuando las palabras te revuelven las tripas porque necesitan algo más que salir caóticas y desordenadas por la boca. Cuando necesitan que las acomodes,las peines y las ordenes para que al menos para alguien suenen un poco más lindas que para vos. Porque a vos, ese matete enorme de conceptos te aniquila los días.
Los primeros monosílabos de explosivos colores seguramente hagan referencia a mamá y papá pero lo jodido es lo otro.
Jodido es el calor de hoguera quemándote los poros. El corazón agolpado contra el pecho y las mejillas coloradas.
Jodido es el esfuerzo por disimularlo y la carcajada siguiente ante la imposibilidad.
Las palabras nos inundan todo el tiempo. Viven en forma de letreros y de canciones todas en un mismo mundo. Se agazapan atrás de algún susurro y se desarman de alegría  ante un grito de gol.
Y nosotros como buenos pichones de seres humanos nos creemos capaces de moldearlas y usarlas a diestra y siniestra. Nos creemos conocedores de una lengua que nació bastante antes que nosotros y probablemente muera en nuestras manos antes de hacerlo naturalmente.
Moldeamos nuestro idioma a conveniencia de nuestro alma.
Y entre día y día, entre vida y vida nos reconocemos absolutos dependiente de él. De él y todas sus formas porque la existencia se nos hace bastante vacía si no tenemos en qué utilizarlas.
Y yo ando acá me ves, intentando acomodarlas y lustrarlas para que suenen lindas.
Para que TE suenen lindas.
Vos andas por la vida con el descaro que te da la belleza entre los muchos otros privilegios y yo hago bocetos en papelitos en blanco que intentan definirte.

Dicen que Shakespeare inventó más de 1700 palabras.

Y yo que hace hora y media intento definir tu sonrisa termino mi día sin saber qué palabra, existente o por inventar, podría englobar tanta belleza junta.

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